Que durante las últimas décadas el “imperialismo” del DSM (Manual Diagnóstico Estadístico de la Asociación Americana de Psiquiatría), junto con la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE), ha dominado el mundo (al menos, occidental) es algo que nadie duda. De hecho, aún hoy en día es el sistema diagnóstico predominante en la mayor parte de las instituciones, a pesar de las duras críticas que se han vertido en los últimos años sobre estos sistemas diagnósticos.
Sin embargo, en el panorama internacional empiezan a aparecer también alternativas que son muy interesantes. Al margen de propuestas transdiagnósticas, el enfoque que aporta un cambio radical es el Marco de Poder Amenaza y Significado (PAS), promovido por la Sociedad Británica de Psicología, donde el énfasis no se pone en los “síntomas descontextualizados” sino en el malestar y dificultades de la persona (en relación con su mundo socio-personal) que es realmente el origen de los problemas y donde se puede (y se debe) actuar.
Desde este sistema, los denominados “síntomas” son formas de expresar este mal-estar y pueden variar mucho de una persona a otra y en diferentes momentos. Lo más relevante es que los mismos tienen un significado que se puede relacionar con la forma de padecer diferentes manifestaciones de poder (no meramente político, sino que abarca diferentes facetas sociales, familiares, laborales, etc.). Pone así la perspectiva en la persona y en sus dificultades de interrelación, aspecto que creemos es necesario darse cuenta e intentar atajar.
Los cambios que lleva implícitos el PAS van en paralelo al cada vez más criticado modelo médico en salud mental y puede que nos estemos acercando a un nuevo enfoque, más comunitario y centrado en las necesidades reales de las personas. ¡Desde aquí, deseamos larga vida al PAS!
Enrique Fernández