Muchos años han pasado desde que Emil Kraepelin conceptualizara la demencia precoz. Una vez entrado ya en buena parte el siglo XXI, resulta difícil de asimilar como seguimos anclados en intentar definir algo tan abstracto y complejo como es la “psicosis”.

La verdad es que cuando nos preguntan tampoco sabemos muy bien qué decir, o simplemente por dónde empezar. Lo único cierto que nos viene rápidamente a la cabeza es un concepto: “sufrimiento”. Y es que sin sufrimiento, “no hay psicosis”. Un sufrimiento tan desgarrador, tan intenso y tan global que hace que se abandonen los sueños, se desvanezcan los anhelos, para entrar en una tenaz lucha contra los “molinos”, las marañas delirantes, así como contra los ecos y murmullos que hace que se pierda la dirección que define el camino de la vida. Y lo peor, no es sólo el perder el rumbo hacia los valores, sino que este suele ir acompañado de una marca, un señalamiento por parte de la sociedad de las instituciones, de las familias e incluso los profesionales que deben acompañarnos por nuestro viaje lleno de “hoyos y pantanos”, además claro está, de la propia visión tan nefasta que atrapa al individuo como “enfermo mental” con un atroz futuro lleno de sueños rotos.

A pesar, de que como sociedad hemos avanzado algo, como es el caso de la propia desinstitucionalización psiquiátrica, hoy en día, seguimos anclados en un abordaje que sólo prioriza el poder del fármaco, girando todo el sistema de forma ciega y sin filtro en torno a un “reparador químico” de una supuesta “enfermedad mental”.

Aquí es donde debemos detenernos en el camino del desarrollo histórico de la psicosis y de sus tratamientos para plantearnos…

 ¿Realmente hemos avanzado tan poco?

Quizá para entender y contestar mejor a todos los aspectos relacionados que esa pregunta abarca, deberíamos acudir a las enseñanzas de Thomas Kuhn en su obra “La estructura de las revoluciones científicas” La respuesta es “no”; pero esto “no” es tan global que recoge un cambio de entendimiento de la propia psicosis.

Las nuevas perspectivas y abordajes que desde la psicología se han desarrollado en últimos años están generando un impacto de tales dimensiones que es posible que estemos ante un cambio de paradigma a nivel mundial en el abordaje y conceptualización de la psicosis, con unos abordajes más humanos, cercanos y centrados en valores que desestigmatiza a la persona, y naturaliza el malestar.

En este cambio de paradigma tienen mucho que decir las modernas psicoterapias contextuales, también llamadas de tercera generación, en concreto la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT).

Desde esta perspectiva, próximamente verá la luz el primer manual en lengua española basado en ACT para la psicosis, donde participan más de 70 autores de reconocido prestigio nacional e internacional, procedentes desde los diferentes ámbitos encargados de prestar atención y cuidados a las personas con psicosis: la psicología académica y clínica, la psiquiatría y la enfermería especializada en salud mental,

Esta obra ofrece un modelo de abordaje integrador desde una posición contextual e introduce nuevas e innovadoras propuestas desde ACT como la Terapia de Aceptación y Recuperación por Niveles en Psicosis (Díaz-Garrido, Laffite y Zúñiga). Entre otros autores destacados por citar algunos nombres propios son:: Dr. Eric Morris, Dr. Eduardo Fonseca-Pedrero, Dr. José Manuel García-Montes, Dr. Félix Inchausti, Dr. Adolfo Cangas. Dra. Bárbara Gil-Luciano, Dr. Bernard Guerin, Dr. José Barroso Ribal, Dr. Patxi Gil, D. Juan José Ruiz…

Dr. Juan Antonio Díaz Garrido, psicólogo especialista en psicología clínica.

Horus Laffite Cabrera, psicólogo especialista en psicología clínica.

Raquel Zúñiga Costa, psicóloga especialista en psicología clínica.